Al mando de Bolívar y Santander, cruzaron por el páramo de Pisba, soportando los 10°centígrados: el frío acabó con la vida de muchos hombres y muchos caballares.
El cura de Socha, Tomás José Romero, y el alcalde José Ignacio Sarmiento, enterados del arribo de la avanzada de la tropa libertadora, y ante el lamentable y vergonzoso estado de la ropa de los llaneros, convocaron a todos los feligreses del pueblo, a una gran fiesta que se celebraría el domingo 4 de julio.
Una vez que el templo estuvo colmado con los vecinos, vistiendo sus mejores galas para acudir dignamente a la iglesia, el padre ordenó cerrar las puertas.
No solo los sorprendió la encerrona, mas asombro les causó la orden de despojarse de toda las prendas que no necesitasen para regresar a sus casas en paños menores.
Los pañolones, ruanas, camisones, faldas y enaguas de mujer, pantalones y camisas de hombre, cubrieron los ateridos cuerpos de los caminantes.
Cuando José María Barreiro se encontró con las tropas de Bolívar, los tildó de ejército de pordioseros.
La acción del cura y el alcalde, le mereció a Socha, el título de Nodriza de la Libertad.
De Socha, salieron los soldados hacia las pasarelas de Pantano de Vargas, 25 de julio y Puente de Boyacá, 7 de agosto de 1819, de donde salieron vencedores en ambas acciones, con las cuales se selló la Independencia de la Nueva Granada.
En la siguiente foto, aparece el monumento a los lanceros del Pantano de Vargas.
La historia del mundo, se ocupa de los grandes viajes, de las monumentales batallas, en fin, de los hechos notorios, pero, como en este caso, encontramos pequeños detalles que nos ocupan nuestra atención.
Paulo O. Cuartas C.
Nota, no es Soacha. Es Socha, Boyacá.
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