EL SOLDADO JOSE DOLORES
Aún cuando sea desconocido, conocemos su nombre: se trata del soldado José Dolores.
Hace 25 años apareció en la prensa del País un aviso de página entera, titulado: El Soldado José Dolores.
Ante la racha de masacres de las últimas semanas, desempolvé este escrito, que en algunos de sus apartes, dice así:
“No llores por mí, compatriota.
Apenas ha transcurrido un par de centenas de horas desde cuando me arrebataron la vida los antisociales del M-19, allá en el Palacio de Justicia, mientras trataba de ayudar a salir a unos rehenes aterrorizados, sucios, descalzos, con surcos de lágrimas que les dejaban caminitos entre el tizne y que se aferraban a mí, como a su última esperanza.
…No llores por mí, compatriota… yo ya cumplí con mi deber, entregué por mi Patria, por mi religión, por mi familia y por ti y por tus hijos, lo mas valioso que tenía como ser humano. Llora por ti, que no has querido entender que es necesario sacrificar algo por tus hijos y los hijos de tus hijos…Yo ya sé cómo son las cosas. Verás si estoy equivocado. El hombre-magistrado se convierte en un mito, es llorado por miles de miles de personas, por sus ex alumnos y colaboradores, algunos de los cuales lloran lágrimas de cocodrilo porque desde dentro del Palacio ayudaron a los sicarios a esconder las armas, costales con arena, víveres, explosivos, para que asesinaran a quienes hoy lamentan; esos altos personajes de la justicia, merecen su pedestal, por su probidad, por su honradez. Pero serán usados como pretexto para oscuras lucubraciones.
…su sacrificio se diluye en la memoria de nuestros conciudadanos, casi tan vertiginosamente como el mío: el hombre soldado. Mis viejitos, mis compañeros de armas, mis hermanos, mis amigos me llorarán. A los demás compatriotas les importa una higa. Y mas tarde cuando hayan olvidado el horror que no vivieron, …patearán mi tumba si es preciso, repudiarán mi sincero sacrificio y si les conviene, mancharán de oprobios mi camuflado; el mismo que yo regué con mi sangre sencilla por defender al hombre-magistrado, al hombre empleado, al hombre cristiano, al hombre periodista y su libertad de prensa, al hombre colombiano, indefenso ante el aleve y sangriento ataque de la subversión y de la narcoguerrilla, contra la estabilidad de las instituciones, contra sus familias, Patria, libertades, propiedades y futuro. No llores por mí, compatriota…Llora por ti si aún no eres capaz de entender que sin mí, la Patria peligra, tu familia, tu propiedad, tu libertad se acercan cada segundo al abismo que engullirá todo, todo…Llora por ti, compatriota, si no eres capaz de gastar unos minutos para pensar con cabeza fría, con sensatez, con sinceridad, con determinación, con la callada valentía de los héroes anónimos que no buscan figuración, cortejos, oraciones fúnebres subrayadas por honores, sino salvar su Patria, su hogar, su terruño…No llores por mí, compatriota…Demuéstrame tu capacidad de raciocinio, simplemente. Yo me contento con as florecitas y las lágrimas que mis padres depositan en mi tumba, y el férreo, sincero compañerismo de mis superiores y amigos que aún empuñan las armas, con la frente alta, con orgullo, con fervor, con dolor de Patria para evitar que otros muchos palacios sean mancillados…”.
Hasta aquí las sentidas palabras del Soldado Desconocido. Se omiten algunos párrafos, para no hacer demasiado largo este correo.
El Soldado José Dolores y sus compañeros, rescataron mas de 200 rehenes del Palacio de Justicia. Alguien en Colombia se los reconoce?
Qué ingratitud.
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