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Invitado por Mauricio, un amigo de los viejos tiempos, fui a almorzar al club donde encontré a don Arturo el papá de "Ella".
Invitado por Mauricio, un amigo de los viejos tiempos, fui a almorzar al club donde encontré a don Arturo el papá de "Ella".
De inmediato se acerco, me abrazó, y me dijo "quiero que hablemos". Me invitó a almorzar, a lo que Mauricio no se opuso, es más, creo que la invitación fue planeada para propiciar el encuentro.
Asustado, con miedo de preguntar por "Ella", y con la esperanza de que don Arturo me dijera algo, acepté. En una mesa frente a la piscina, que se veía a través del inmenso ventanal, don Arturo empezó diciendo:
"Hijo, yo te quiero como al varón que nunca tuve, pero me siento defraudado", y como un padre continúo hablando mientras traían el almuerzo. Yo escuchaba sin pronunciar palabra.
Almorzamos recordando viejos tiempos, las salidas a acampar, mi amor por "Ella", que demostré desde siempre.
Lo que pasó, empezó diciendo don Arturo después del almuerzo, no debió pasar, pero no te culpo, es culpa de todos, también de "Ella", que torció su destino. Como seguramente sabes, el año entrante la iba a enviar a estudiar a Harvard, pero bueno, eso es historia, hablemos del presente, del futuro, que has pensado?
Me quedé frío, sin pronunciar palabra, pensaba de qué o qué.
Él se dio cuenta de mi turbación y continuó diciendo:
De las drogas, del mundo en que te metiste, necesitas ayuda para salir de eso, y la debes buscar antes de que sea demasiado tarde. Sabías que ellos consienten a los clientes, les facilitan espacios para dormir y mientras lo hacen, con grabaciones los inducen a consumir más.
Boquiabierto escuchaba a don Arturo, que como recordará el lector es un militar retirado y que conoce el tema.
Casi balbuceando, logre preguntar, cómo así?
Don Arturo, no necesitaba la pregunta, el quería hablarme de lavado de cerebro y la pérdida de voluntad, de personas que inducidas por grabaciones mientras duermen, actúan como zombis y son capaces de matar y hacer cualquier cosa.
A mi pregunta respondió, es un invento, que nació con el espionaje y ahora utilizan los comerciantes de la droga para mantener cautiva la clientela.
Hay diferentes métodos, pero el resultado es el mismo, el adicto pierde la voluntad y el sueño, y cuando logra dormir ve imágenes aterradoras que lo atrapan para destruirlo; sudando y muy cansado despierta cuando logra escapar, y es tanto el nerviosismo, que lo único que quiere es relajarse y descansar, y ya tu sabes lo que sigue, o mejor dicho, lo que empieza, con una disculpa nueva cada día: no dormí, "Ella" me abandonó, etc, etc..
Casi llorando, don Arturo me dio la mano y me dijo, como puedes ver, mis dos hijos necesitan ayuda y quiero ayudarte, no importa el tiempo que tarde o el costo.
Yo le prometí pensarlo, y sin decir palabra nos abrazamos y despedimos.
Asustado, con miedo de preguntar por "Ella", y con la esperanza de que don Arturo me dijera algo, acepté. En una mesa frente a la piscina, que se veía a través del inmenso ventanal, don Arturo empezó diciendo:
"Hijo, yo te quiero como al varón que nunca tuve, pero me siento defraudado", y como un padre continúo hablando mientras traían el almuerzo. Yo escuchaba sin pronunciar palabra.
Almorzamos recordando viejos tiempos, las salidas a acampar, mi amor por "Ella", que demostré desde siempre.
Lo que pasó, empezó diciendo don Arturo después del almuerzo, no debió pasar, pero no te culpo, es culpa de todos, también de "Ella", que torció su destino. Como seguramente sabes, el año entrante la iba a enviar a estudiar a Harvard, pero bueno, eso es historia, hablemos del presente, del futuro, que has pensado?
Me quedé frío, sin pronunciar palabra, pensaba de qué o qué.
Él se dio cuenta de mi turbación y continuó diciendo:
De las drogas, del mundo en que te metiste, necesitas ayuda para salir de eso, y la debes buscar antes de que sea demasiado tarde. Sabías que ellos consienten a los clientes, les facilitan espacios para dormir y mientras lo hacen, con grabaciones los inducen a consumir más.
Boquiabierto escuchaba a don Arturo, que como recordará el lector es un militar retirado y que conoce el tema.
Casi balbuceando, logre preguntar, cómo así?
Don Arturo, no necesitaba la pregunta, el quería hablarme de lavado de cerebro y la pérdida de voluntad, de personas que inducidas por grabaciones mientras duermen, actúan como zombis y son capaces de matar y hacer cualquier cosa.
A mi pregunta respondió, es un invento, que nació con el espionaje y ahora utilizan los comerciantes de la droga para mantener cautiva la clientela.
Hay diferentes métodos, pero el resultado es el mismo, el adicto pierde la voluntad y el sueño, y cuando logra dormir ve imágenes aterradoras que lo atrapan para destruirlo; sudando y muy cansado despierta cuando logra escapar, y es tanto el nerviosismo, que lo único que quiere es relajarse y descansar, y ya tu sabes lo que sigue, o mejor dicho, lo que empieza, con una disculpa nueva cada día: no dormí, "Ella" me abandonó, etc, etc..
Casi llorando, don Arturo me dio la mano y me dijo, como puedes ver, mis dos hijos necesitan ayuda y quiero ayudarte, no importa el tiempo que tarde o el costo.
Yo le prometí pensarlo, y sin decir palabra nos abrazamos y despedimos.
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