Soy bachiller del Liceo Nacional Marco Fidel Suárez, de Medellín (Colombia).
En 1955 se cumplió el primer centenario del nacimiento de Don Marcos y asistí a todos los actos que se realizaron en Bello, Antioquia y en la choza pajiza en que nació.
Han escuchado hablar de Los Sueños de Luciano Pulgar? Son unos diálogos en los que trató múltiples temas de la vida nacional, de gramática, de historia, de geografía, de sus costumbres, etc. De sus obras, es la mas conocida.
Como consecuencia del intenso verano que nos afecta, todo el mundo está hablando de la escasez del agua, de la sequía de los ríos.
Voy a copiar fielmente dos párrafos de la conversación de Luciano Pulgar, en El Sueño del Magdalena.
“Hablando de esa inundación de 1916, les contaré que el 25 de marzo de 1917, recibí una visita del señor Martín Restrepo Mejía, institutor y hombre público distinguido. Conversábamos y entonces el doctor Restrepo me refirió que el año anterior había oído decir en Cartagena al señor don Pedro Erazo, pudiente propietario en el rio San Jorge, una cosa muy singular, y fue que el señor Erazo había salvado sus ganados de las inundaciones, calculando la máxima altura de las aguas, por el nivel de las casas o agujeros de los cangrejos en el frente de los barrancos. Caso notable de entendimiento en el hacendado y de instinto en los crustáceos, que según eso, anteveían la altura de las aguas, percibiendo un objeto no existente todavía.
“En esto de cangrejos, nada tan raro como la leyenda, quién sabe si cierta o soñada, que refieren varios historiadores, según la cual, tratando algunos piratas de tomar la ciudad de Santo Domingo, capital de la isla del mismo nombre, los defensores dispararon un tiro poderoso, cuyo ruido puso en movimiento un número enormísimo de cangrejos que vivían por ese lado y que a su vez produjeron tal estrépito, que los sitiadores abandonaron el cerco, confundiendo aquello con el movimiento de una tropa de soldados”
Como ñapa, leamos unas pocas líneas dichas por Donato en la conversación:
“Bueno, señor Pulgar, pero volviendo al verano y a la seca del Magdalena, y a la interrupción de los viajes y del comercio, ¿no ha leído usted ciertas descripciones que espantan, sobre lances y sucesos muy raros ocurridos en el rio recientemente? ¡Ah! Es para reír y para dar miedo lo que cuentan de esta sequía, que dejando en seco, entre palos y entre piedras, los voraces caimanes, hace que al fin se ahoguen…”
Es decir, como el sida, las sequías del Magdalena, son un mal que viene de atrás.
Paulo O. Cuartas C.
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