LA ABEJA
Miniatura del bosque soberano,
Y consentida del vergel y el viento;
Los campos cruza en busca del sustento,
Sin perder nunca el colmenar lejano.
De aquí a la cumbre, de la cumbre al llano,
Siempre en ágil y continuo movimiento,
Va y torna como lo hace el pensamiento,
En la colmena del cerebro humano.
Lo que saca del cáliz de la flor,
Lo conduce a su celda reducida,
Y sigue sin descanso sus labores
Sin saber, !ay! Que en su vaivén incierto,
Lleva la miel para la amarga vida,
!y el blanco cirio para el pobre muerto!
Sensible
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