Eso de domesticar asesinos en serie y secuestradores en un aula de clases, en unos pocos meses, es una idea espectacular.
Quien haya tenido esa idea, se merece el Nobel de la Paz de una década completa.
En Colombia, deben matricular a las joyitas de las farc y del eln y a las bacrín. Las barras bravas y a los gerentes de los equipos de fútbol que las patrocinan. Y los integrantes de las bandas juveniles
De Venezuela, a Maduro y a todo, todo el gobierno.
Y, especialmente, ahora, al estado islámico.
Que no falten los tiranuelos africanos ni el norcoreano.
Por fin, el mundo va a ser un refugio de paz. En dechado de paz, se decía anteriormente.
Quiero felicitar y agradecer a los promotores de tan sesudo proyecto.
Paulo O. Cuartas C.
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