DIALOGO DE CIEGOS - gracejo

Esta mañana de sábado, estaba viendo por TVE, el programa Tenderete; a las 7.40 hubo un corte del fuído eléctrico.

Cuando se reinicio el servicio, intenté sintonizarlo de nuevo, pero en la pantalla, totalmente negra, aparecía un recuadro con un mensaje. En tres oportunidades apagué y volví a encenderlo y el resultado fue el mismo.

Entonces, resolví leer el letrero que decía: "...Espere un poco..." Y, Eureka, un instante después, retornaron los grupos musicales canarios.

MORALEJA: La terquedad no nos lleva a ningún Pereira.

Recordé entonces la fábula de "Los ciegos y el elefante".

Juro, por ésta, que no trato de referirme a ningún monólogo, o diálogo de ninguna naturaleza.

Siete ciegos, guiados por otros ciegos, trataban de describir cómo es un elefante.

Juro, por ésta, que este elefante no tiene parentezco alguno, con otro paquidermo anterior.

Lo malo es que cada uno de los ciegos, sólo podía palpar una parte del enorme animal, antes de dar su concepto.

Lógicamente, no hubo la mas mínima relación entre las percepciones de los siete sabios que vivían en una total oscuridad.

Un refrán de ese magnífico filósofo llamado El Chavo del Ocho, reza:

No hay peor ciego que el que no quiere oir. Perdón: No hay peor sordo que el que no quiere ver. Bueno, esa es la idea, o algo así.

Hace una docena de lustros (Qué cuenta mas complicada), en mi infancia, teníamos un cuento.

Dos ciegos se sentaban juntos en el andén, en una esquina del pueblo. El ruido de las monedas les indicaba que un alma caritativa los había socorrido con una limosna. Al final de la jornada, repartían los ingresos.

Un día, pasó un inconsciente que les quiso hacer una broma y dijo: tomen este billete para los dos. Automáticamente, ambos tocaron su propio cuenco y al notar que no había nada, le reclamó al otro.

- Si, no se haga el bobo, el billete lo tiene usted, ventajoso, ladrón.

Resumiendo, se fueron a las manos y lanzaban jabs, upper, rectos y boliados, sin atinar en el blanco.

Entonces, el chistoso les grito: con barbera no, con barbera no y los dos ciegos salieron corriendo, pensando que el otro había violado la tregua unilateral...


Paulo O. Cuartas C.

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