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Abrazados, caminamos bajo la luz de una luna, hasta el puentecito que separa las dos fincas, la del Coronel Ramírez y la de don Arturo, el papá de "Ella".
Abrazados, caminamos bajo la luz de una luna, hasta el puentecito que separa las dos fincas, la del Coronel Ramírez y la de don Arturo, el papá de "Ella".
La música del agua corriendo en el pequeño cauce, me invitó a coger una hortensia para adornar su cabello, pero "Ella", a gritos, como si hubiera visto al diablo, me gritaba no hagas eso, es de mala suerte.
Asustado y también a gritos: qué, pero qué hice?
Llorando, "Ella" me dijo: "cuando has visto que regalen hortensias: Las rosas son el símbolo del amor, las margaritas de la sencillez..." y así continúo hablando de flores hasta llegar a las hortensias y me habló de un agüero, de las hijas que se quedan solteronas, o algo así, no le entendí ben, porque las palabras le salían entrecortadas por el llanto.
No sabía si por el trago, por el llanto o por el viento, "Ella", estaba bastante descompuesta. Traté de organizarla un poco pero "Ella, con una risa nerviosa, poniendo mi mano sobre su vientre me dijo, "y como vas a arreglar esto?".
Caminamos en silencio, el poco trecho que faltaba para llegar a su casa.
Me dio un beso en la frente, rápidamente abrió la puerta entro a su casa, y la perdí.
Al día siguiente no me atreví a visitarla, sabía bien lo que "Ella" quiso decirme, sin decirlo.
No contestó mis llamadas, mis correos y tampoco mis mensajes.
Le pregunté a nuestra amiga de infancia Sandra, si sabía que estaba pasando, y ella, por solidaridad femenina se había convertido en mi enemiga.
Al día siguiente fui a la universidad con Carlos y nos matriculamos en ingeniería.
Mi mamá que conocía a Carlos por las historias que contábamos de él, se alegró, cuando supo que seria mi compañero, y me preguntó "ese es el Carlos que sacaron de clase".
Mi vieja reía como en los viejos tiempos, cuando repetí la anécdota que lo hizo famoso.
"Sí, ese es el Carlos que golpeó el pupitre con la mano y le dijo al profesor Galindo -Eso ya lo enseñó, si no va a enseñar algo nuevo, yo me voy-".
Continuamos hablando de los compañeros de estudio, los que terminamos bachillerato y los que no lo hicieron.
Escribí mi historia, la de un muchacho bueno hasta los 17 años, con la esperanza de que le sirva al lector y no cometa los mismos errores. Los que cometí yo, pensando que no tenía nada de malo alegrarme un poco con ayuda de drogas, y así empezó lo que se convirtió en un calvario, como se darán cuenta, las personas que lean esta historia.
Escribí mi historia, la de un muchacho bueno hasta los 17 años, con la esperanza de que le sirva al lector y no cometa los mismos errores. Los que cometí yo, pensando que no tenía nada de malo alegrarme un poco con ayuda de drogas, y así empezó lo que se convirtió en un calvario, como se darán cuenta, las personas que lean esta historia.
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