miércoles, 16 de marzo de 2016

054 ECLIPSES PRODUCTIVOS

El 9 de mayo de 1502, zarpó Cristóbal Colón, en el cuarto y último viaje hacia las Indias Occidentales.

Bordeó las islas caribeñas que ya había descubierto y se enrumbó hacia Panamá. 

No pudo cruzar hacia el Pacífico, porque el Canal, aun no estaba en servicio.

Los nativos le hundieron una de sus naves y lo obligaron a dirigirse a Jamaica. Al llegar, hizo naufragar las otras carabelas, para que la tripulación no fuera a evadirse.

Los nativos le suministraron provisiones por largo tiempo, a cambio de espejitos y fantasías, pero al fin se cansaron y se lo comunicaron. Entonces, sacó el Almanaque Bristol y se dio cuenta que el 29 de febrero de 1504 habría un eclipse lunar.

Les dice a los nativos que los dioses están enfadados con ellos por negarles la comida y que, por eso, oscurecerá la luna. El día del fenómeno, al ver los indios que el eclipse se produce vuelven a llevar comida a Colón.

Tras muchas peripecias, al fin pudo regresar a Europa, en una vieja Carabela.

VUELVE Y JUEGA.

El que no conoce la historia, está condenado a repetirla.

A finales de febrero, los señores del CD (Centro Demográfico, o algo por el estilo), le informaron a la gente de la calle, que si continuaban diciendo que el 23 de marzo iban a firmar no sé qué, ese día, a las seis de la tarde, iban a pintar la luna.

Se reunieron los señores de La Habana y dijeron: ese chiquito, es capaz de hacerlo. Mejor, aplacemos la firma, para noviembre o diciembre, como plazo tentativo y así estamos sobre seguro, porque de lo contrario, si llega ser cierto, se nos bajan más las encuestas sobre aceptación

Yo no estoy muy seguro de que el 23 haya otro eclipse de luna, pero por si las moscas, estaré muy cumplido a las seis de la tarde, mirando para arriba.

El Amigo de las Orquídeas
Rivera, 15 de marzo de 2016

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