viernes, 23 de mayo de 2014

UN FUERA DE SERIE, MI PERSONAJE FAVORITO

Mi padre, el viejo Rafa, salió de Avianca en los años 60, por haber organizado la toma de la plaza de Bolívar durante la huelga de trabajadores.

Rafa, un hombre del pueblo, fue escalando posiciones en Avianca hasta llegar a ser inspector. El inspector era la persona encargada de corregir las fallas reportadas por el piloto, que durante el vuelo va llenando un reporte: Ruido en el ala derecha, el motor izquierdo no responde igual al derecho. Estos ejemplos son imaginarios, para que el lector se de cuenta de la importancia del cargo de mi padre, quien con una cuadrilla de mecánicos debía chequear desde el más mínimo ruido, hasta daños eléctricos.

Mi padre fue uno de los primeros colombianos en conseguir la licencia que lo capacitaba para hacer el trabajo de inspector. Debía además visar y autorizar o permitir la salida del avión o suspenderla. Sin ser la máxima autoridad, porque por encima de él estaba el jefe de personal, y otros jefes, a mi modo de ver era una persona con mucha autoridad, porque ni un piloto podía volar el avión si el no visaba la salida. En mas de una ocasión tuvo que enfrentarse a pilotos que querían llegar a sus hogares para las fiestas navideñas por ejemplo y trataban de convencerlo que ese daño que él había encontrado no era importante, porque además de los daños reportados por el piloto, el inspector tenía que hacer un chequeo después de cada vuelo, y con frecuencia (le daba una orden tácita al piloto para que se fuera a su hotel, porque el avión no podía salir).
Rafa, como le decían sus compañeros, nunca perdió un avión. Todos han escuchado hablar de la "caja negra", pues bien, después de un accidente la caja negra ayuda a establecer responsabilidades. Arturo, un compañero suyo por ejemplo, fue sancionado durante un año mientras se investigaba la causa del accidente. Después fue privado de su licencia y nunca más pudo volver a trabajar como mecánico de aviación. Rafa, sabía que su hoja de vida era impecable, no tenía llamadas de atención por problemas técnicos, tampoco ausencias y era un buen trabajador, que poco a poco se fue creyendo el dueño de Avianca, y yo "la hija del dueño de Avianca", era feliz en el aeropuerto. 

Antes de continuar, con la historia de Rafa, hagamos un poquito de historia, el primer avión que aterrizó en Medellín lo hizo en el campo, es decir lejos de la ciudad, y fue tanta la novedad, que por años y años, las personas se agolpaban en "campo de aviación" para ver la llegada y salida de los aviones.  Ellos sabían los itinerarios y presurosos corrían para llegar a tiempo al primer vuelo. Y mientras esperaban el siguiente, comían viandas envueltas en hojas de plátano y volaban sus cometas. Y para completar el paseo, no faltaba el fotógrafo con la máquina de agüita, tomando fotos, hoy testigos de combites y accidentes.

Volviendo al "dueño de Avianca", molesto, peleando con compañeros y amigos, trató de impedir la huelga, que fue declarada en los años 60. La huelga llevaba varios días y los trabajadores desesperados buscaron una solución:  "Si no escuchan nuestras peticiones, quememos un avión, para obligarlos". Rafa, tenía que voz y voto en el grupo; les presentó un plan que haría más ruido y atraería los ojos de la prensa que era lo que buscaban. A eso de las 6 pm, aprisa llegó a su casa, ubicada en la carrera 4 con calle 13 en Bogotá, (a unas seis cuadras del parque Bolívar). Recogió cuanto cojín y almohada encontró; ni siquiera se escapó mi vieja ruana para evitar (que esos pobres hombres) los huelguistas no se murieran de frío, pues se acababan de tomar la plaza de Bolívar. Claro está, que con su plan evitó la quema de un avión.

Al terminar la huelga, mi papá fue despedido por alborotador y huelguista, algo que en personal de manejo, era imposible perdonar. Aunque nunca estuvo de guardia en la plaza de Bolívar, ayudo a conformar grupos rotatorios de descanso, es decir las personas cumplían un horario, para no dejar la plaza sola y mostrar que llevaban días y días sin comer ni dormir, vigilando la plaza.

Dije al principio de este relato que la huelga le costo su empleo a mi papá. Avianca era todo para él y también para nosotros, puesto que el único tema que escuchábamos al desayuno, almuerzo y comida, era el avión que salió o no a tiempo, el que está varado en el hangar por falta de un repuesto. 

No cogió experiencia, años más tarde, con el apoyo de Daniel, mi papá organizó un grupo de trabajadores, que al borde de una huelga, logro que el Gobernador de Antioquia, pactara, o tramitara ante una corporación, un préstamo para comprar un lote ubicado en la cabecera de la pista de aviones, y allí se construyó una ciudadela, conocida hoy como Zona Industrial de Belén. El proyecto tuvo mucha publicidad en su momento, a tal punto que el entonces presidente Carlos Lleras Restrepo pidió hacer la inauguración.

En cada aniversario los periódicos hacen un homenaje a los fundadores y repiten sus nombres. No tengo constancia de la inauguración, porque al principio creí que se trataba de unos cuantos locales y no de una solución tan importante de empleo. Al ver que anualmente y con más bombo cada vez, el periódico el Colombiano de Medellín y otros periódicos publicaban el éxito de la urbanización, guarde una constancia, para mostrarle a mi hijo quién fue su abuelo.

En el círculo con esfero, aparece el nombre de mi papá.



Según el periódico, la Ciudadela industrial, alberga unas 820 empresas donde unos 20.000 trabajadores directos e indirectos solucionaron el problema de desempleo. A Rafa le asignaron el local No. 5, en reconocimiento a su labor; reconocimiento que él no necesitaba, porque cada vez que veía pasar un avión se quedaba boquiabierto, y en cualquier parte de la ciudadela, podía disfrutar del ruido de los aviones que para él era música.

Sus restos reposan en Los Jardines de Paz, un cementerio de Medellín ubicado en la cabecera de la pista, del helipuerto Olaya Herrera, donde todavía hoy se agolpan personas a ver la llegada y salida de aviones. Ya no llevan fiambre, como en los comienzos, pero jóvenes en moto con lindas jóvenes forradas en bluejeans, adornan el paisaje, mientras esperan la llegada y salida de aviones.
Escríbanos, disfrute escribiendo sus anécdotas y lo mejor, reviviendo momentos felices, como el que acabo de narrar. 

Aquí termina esta historia, que trajo a mi mente, el recuerdo de una niña, rica y linda según mi padre, aunque el espejo no decía lo mismo; yo era gordita, medio gaga, de baja de estatura, pero con una autoestima tan alta, como la tengo mientras escribo, del viejo Rafa. Y mientras escribía me dí cuenta que el viejo fue un grande, más grande de lo creímos todos. Vivió tratando de ayudar, lo prueba título, que me acredita como heredera de las acciones de mi padre.


-Acciones que adquirió para ayudar a re-capitalizar la empresa Avianca que pasaba por un mal momento y una campaña bien planeada movió el amor patrio, al punto que personas de clase media como mi padre atendieron el llamado.

-Movidos también por el patriotismo los obreros de Colombia y claro está, entre ellos mi padre, compraron acciones de la Empresa Acerías Paz del Rio, la empresa se re-capitalizó, los títulos se devaluaron a tal punto que ni siquiera tengo constancia de las acciones que con esfuerzo mi padre pagó a plazos.

-Y muchos años antes, creo que fue por la crisis de los años 30, cuando el presidente de turno hizo un llamado a los ciudadanos para que donaran sus objetos de oro, o algo así. Años más tarde, por los años 40, no recuerdo mi edad, pero si recuerdo el orgullo de mi mamá mostrándome en la vitrina de  la Joyería La Perla, ubicada en el Parque Berrio de Medellín; la cadena de oro, con un dige grande macizo, que ellos (el matrimonio del viejo Rafa y mi mamá), donaron para contestar un llamado del presidente de turno. Para qué?. Según mi papá, para robar a ingenuos y cautos que como ellos atendieron el llamado. 
Cuál fue la excusa para quitarle las joyitas a personas de clase media como mis padres, todavía hoy quiero saberlo. Lo sabe usted? Me encantaría que me cuente algo de la historia de Colombia?
Con esta anécdota termino la historia del viejo Rafa, que quiero aprovechar para enseñarle a los jóvenes de hoy, que los viejos cuando se vieron afectados por la crisis, no se sentaron a esperar y por amor patrio, brabía o pendejada, crearon empresas, hoy llenas de historia, que ojalá sirvieran de ejemplo para mover a los jóvenes a trabajar en la búsqueda de soluciones, de una crisis que a mi modo de ver siempre ha existido.

Al que busca, no le falta trabajo, aquí hay uno por ejemplo: quisiera saber cuánto valen mis acciones de Avianca, 1) las que herede porque mi padre dejó el título, y 2) otras 16 acciones más, que le fueron asignadas, con el producto de los dividendos que mi padre no reclamó durante años.

Me informaron en Avianca que se debe abrir una nueva sucesión para poder reclamar el título por 16 acciones. Tengo la carta en mi poder.

Investigue, publique aquí un trabajo bien sustentado y quizás encuentre a alguien que diga, ese abogado sabe investigar, quiero hablar con él. Aproveche esta oportunidad para conocer Colombia, la Colombia real, no la que pintan periódicos y revistas diciendo que todos somos drogos y mafiosos.

Para leer de paseo por los sitios turísticos haga clic aquí

Escribo anécdotas con nombres propios, para facilitar la recordación y no confundir las ideas. Encontré escribiendo una actividad que además del goce que me produce recordar, me permite ejercitar la mente. Ensaye, es maravilloso recordar personajes de una época pasada. Ahora entiendo porque hay una máxima que dice "todo tiempo pasado siempre fue mejor".

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