Bolívar se encontraba en Madrid, en la casa de su tío Esteban Palacios, quien era su tutor.
- "Simón, te tengo una sorpresa. La Reina, María Luisa de Parma, nos ha invitado a Aranjuez.
Ya en Palacio, la Reina le dice a su hijo: -"Por qué no juegas a la pelota con el simpático Bolívar"
Gruñón y maleducado, aceptó. Lucía una gorra de la época.
Iniciado el juego, la pelota le tira al suelo la gorra a Fernando. El Príncipe monta en cólera y le grita:
- "Imbécil, recoge la gorra de inmediato y arrodíllate ante mí." Y le dice, que pida perdón por haberlo golpeado.
Ante la reacción del Príncipe Heredero, quien lloraba mas por la humillación que por el dolor, la servidumbre le aconseja a Simón que se retire inmediatamente.
La respuesta de Bolívar fue: -"Si su Alteza me hizo el honor de jugar conmigo al volante, no tengo nada de que arrepentirme.
Fernando le ordena a sus oficiales, una reprimenda para el insolente venezolano.
La Reina María Luisa disculpa la reacción de su hijo diciendo: - "Tiene razón el rapaz y no hay motivo para castigarlo.
En otra ocasión, será mejor que el Príncipe se ajuste mejor la gorra."
Muchas personas ven en este simple hecho, una premonición de lo que iría a pasar, 25 ó 30 años después, entre los mismos personajes, con la libertad de América.
Paulo O. Cuartas C.
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