Recuerdo los milagros, pero no recuerdo los santos.
Tampoco recuerdo el lugar:
No sé si fue en la Guajira durante la bonanza marimbera.
Tampoco recuerdo si fue en Antioquia.
Bueno, le sucedió a un matrimonio de nuevos ricos. El marido era un poderoso capo. La esposa se enfermó de gripa; no se cuidó y pescó una tremenda tos.
El esposo, digamos Paco, amoroso y detallista le dice:
- Amor, qué quieres que te traiga para la garganta?
Ella, muy complacida, le responde:
- Gracias amor, ese precioso collar de perlas y diamantes que vi ayer en la joyería del Centro de Convenciones.
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Tampoco recuerdo los santos.
Ocurre en la Alcaldía del Distrito. El Alcalde, por el citófono, le dice a la secretaria:
- María, venga por favor.
- A sus órdenes señor Alcalde.
- A Nule todos estos contratos.
Pasados unos días, de la oficina de los Nule llaman al Alcalde:
- Oye hermano, qué ha pasado con los contratos que no han llegado?
El Alcalde llama a María y le dice: -Qué pasó con los contratos que le dí?
- Señor Alcalde, usted me dijo anule estos contratos y yo los anulé.
Saulo
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